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Rinoplastia, una intervención habitual… pero compleja

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Tras la creatividad viralizada en 2016, que hacía referencia a la totalidad de las intervenciones vinculadas a la Cirugía Plástica, ésta de 2017 se centra en una de ellas, la rinoplastia, por encontrarse entre las más demandadas, por revestir cierta complejidad quirúrgica, que exige, precisamente, una formación específica como la que reciben los cirujanos plásticos.

Según las estadísticas en España por ejemplo, la rinoplastia es la quinta intervención de Cirugía Plástica Estética más realizada en nuestro país, ya que cerca de 1 de cada 10.000 españoles se somete a ella anualmente, siendo los pacientes más habituales los de edades comprendidas entre los 18 y los 45 años.

Si bien el número de rinoplastias practicadas a mujeres triplica casi a las realizadas a hombres (unas 3.200 vs. 1.100), porcentualmente es una intervención más demandada por ellos que por ellas. De todas las operaciones de Cirugía Plástica Estética a las que se someten los hombres españoles, en torno al 14% corresponden a rinoplastias; por el contrario, del total de intervenciones a pacientes femeninas, las rinoplastias no llegan al 6%.

Por rinoplastia se entiende la cirugía que modifica la forma de la nariz, ya sea aumentando o disminuyendo su tamaño, cambiando la configuración de la punta o del dorso, estrechando los orificios nasales o remodelando el ángulo entre la nariz y el labio superior. También corrige malformaciones congénitas, traumatismos y algunos problemas respiratorios.

Durante la rinoplastia, la piel de la nariz se separa de su soporte, compuesto por hueso y cartílago, que es esculpido con la forma deseada; posteriormente la piel es redistribuida sobre el nuevo soporte. En ocasiones, se realiza el procedimiento desde dentro de la nariz, haciendo unas pequeñas incisiones en el interior de los orificios nasales; otras veces, se opta por la rinoplastia abierta, sobre todo en los casos más complejos, en los que se realiza una pequeña incisión en la columela.

Además, para ayudar a dar forma o sostén a la pirámide nasal, es frecuente que se utilicen como injertos diferentes tejidos del propio paciente (cartílago, hueso) o, más raramente, materiales sintéticos. Al término de la cirugía, se coloca una escayola de yeso u otro material, que ayuda a mantener la nueva forma de la nariz, así como tapones nasales en ambos orificios para evitar el sangrado y estabilizar el tabique.

Por todo ello, además de la conveniencia de acudir a un Médico Especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora para una rinoplastia, la Secpre aconseja comprobar que el lugar donde tendrá lugar ésta es un quirófano homologado de un centro hospitalario con las condiciones de seguridad adecuadas para una intervención que requiere, en la mayoría de las ocasiones, de anestesia general.

Antes de todo, paciente y médico especialista deben valorar conjuntamente los objetivos de la intervención, teniendo en cuenta el primero que la “nariz perfecta” no existe, ya que las modas y los cánones de belleza cambian con el tiempo, y priorizando ambos, por tanto, los resultados naturales, es decir, proporcionados con el resto de la estructura anatómica facial.

Fuente: consalud.es