El Dr. Rodríguez-Camps, Jefe de la Unidad de Cirugía Plástica y Estética del Hospital Universitario Casa de Salud de Valencia es un reputado y reconocido cirujano plástico que cuenta entre otros reconocimientos con la Estrella de Oro a la Excelencia Profesional. Hoy entramos con él de lleno en un tema de gran controversia como es la cirugía plástica en menores de edad.
¿Considera apropiado operar a un menor de 18 años? ¿En qué casos sí y en qué casos no?
No sólo lo considero apropiado sino, muchas veces, absolutamente necesario. La adolescencia (12-21 años) es posiblemente la etapa más dura del individuo (familiar, física, sexual, emocional, social.). El adolescente no es niño y no es adulto, es alguien intermedio repleto de conflictos por causas hormonales, fisiológicas. Es una etapa de lucha por la maduración y por la consolidación de la personalidad, es una etapa de cambio físico y psíquico. Si en este proceso de cambio entre la pubertad y la edad adulta aparece un defecto físico objetivo e importante, el individuo sufre por si mismo (idiosincrasia, sensibilidad) y por los comentarios del grupo, sin piedad. Ante un adolescente que sufre por un defecto físico importante, lo mejor es buscar el consenso entre el propio individuo, los padres, el cirujano plástico y algunas veces, el psicólogo y actuar para frenar el sufrimiento y mejorar la autoestima. Si el defecto físico concreto solo está en la mente del adolescente entonces podemos estar ante un cuadro de dismorfofobia, en cuyo caso es mejor el tratamiento psicológico y/o psiquiátrico.
Algunos países están planteándose prohibir la cirugía para menores de edad, ¿cree que es conveniente? No, no estoy de acuerdo con este tipo de decisiones tomadas por ley y no de forma individualizada. Si un adolescente necesita ayuda con la cirugía plástica porque está sufriendo, y está justificado, hay que intentar ayudarle. Cada individuo es un mundo, cada adolescente una bomba de relojería que no debemos permitir que estalle. Y la cirugía plástica tiene mucho que aportar, siempre de forma individualizada, personalizada. Algunos políticos con hijos adolescentes que sufren defectos físicos se pensarán dos veces firmar una ley que impida ser más felices o menos infelices a este preciado grupo y a sus propios hijos, claro.
¿Cree que un adolescente debe esperar a que su desarrollo finalice para poder operarse? Este sería el estado ideal siempre que el propio adolescente aguante las envestidas por su defecto físico. Si no lo consigue y su personalidad se va deteriorando entonces hay que actuar quirúrgicamente. La cirugía plástica aporta una fantástica solución inmediata. Si un adolescente de 15 años sufre porque su nariz se ha disparado en poco tiempo, hay que intervenir aunque al final de su desarrollo hubiera que hacer un pequeño retoque. No existe inconveniente alguno en operar a un adolescente varón a partir de los 17 años o a una chica que haya tenido la regla tres años antes por lo menos. Si al final del desarrollo físico hay que retocar en algún caso, pues se retoca sin problemas.
¿Cuáles son las operaciones más habituales a las que se someten los adolescentes y por qué motivos? Son habituales las operaciones por narices excesivamente desarrolladas y/o desviadas, por mamas que no se han desarrollado normalmente, quedando muy pequeñas o ausentes, por orejas grandes y muy despegadas, por acúmulos grasos muy desproporcionados y localizados, por excesivo desarrollo de las mamas, etc. Defectos importantes que técnicamente reciben nombres como rinomegalia, hipoplasia o aplasia mamaria, gigantomastia, lipodistrofia, etc.
¿Qué le diría a quien opina que se debe priorizar la atención psicológica para paliar un posible complejo antes que la cirugía? Le diría que lo intente, por supuesto, y si consigue superar el complejo mediante tratamiento psicológico, asunto resuelto. Pero esto no es así de fácil cuando un adolescente está sufriendo profundamente por un complejo debido a un defecto real. La terapia psicológica es fundamental para casos moderados, leves o imaginarios. Cuando la envergadura del defecto comienza a alterar la personalidad del adolescente la solución, queramos o no, es quirúrgica y para eso está la cirugía plástica y estética, para contribuir a la felicidad de las personas, para ayudar a estabilizar emocionalmente a esos adolescentes que serán nuestro futuro.
Cuando un adolescente se opera, ¿consigue superar su complejo?
La finalidad de la intervención quirúrgica es ayudar a que el adolescente supere su trauma y recupere el equilibrio físico y psíquico, mejore su autoestima y asuma con ganas su nuevo rol. Generalmente esto se consigue siempre y se abre ante él un mundo nuevo con mejor colorido y más posibilidades de lograr los objetivos. El adolescente mejora su estado anímico, su humor, su rendimiento académico y sus relaciones sociales (familia y amigos). Pero los padres y educadores deberán estar muy atentos a que el complejo no va encadenando a otros complejos dando lugar a la llamada dismorfofobia que es un trastorno psiquiátrico basado en la repulsa al propio cuerpo. En estos casos, el cirujano plástico no debería actuar ya que el nivel de satisfacción conseguido sería siempre nulo. Pero esto último también se puede dar pasada la adolescencia. Por último, cabe señalar que los adolescentes son casi siempre los pacientes más agradecidos y los más satisfechos con el resultado de la operación.
¿Cómo deben participar los padres en el proceso? Los padres deberían actuar siempre con serenidad y objetividad, manteniendo el contacto lo más próximo posible, con el gabinete psico-pedagógico de su centro de estudios y observar el comportamiento general de su hijo desde la más absoluta discreción y sin ejercer presión. Si observan fallos de comportamiento alarmantes entonces ya deben acudir a la ayuda profesional para diagnosticar y, si procede, operar. No resulta fácil para los padres aceptar que su hijo tiene un complejo físico que le impide un comportamiento normal.
Fuente: http://www.larazon.es