Cuando hablamos de operaciones de cirugía mamaria casi siempre salen a relucir los procedimientos de aumento y los debates sobre cuál debería ser la talla máxima para unos niveles estéticamente aceptados. Sin embargo, y a pesar de lo que se pueda pensar, lo que más preocupa a la mujer no es el tamaño, sino tener el pecho caído a medida que avanza su edad.
El paso de los años es un factor determinante, pero también lo son la maternidad, la lactancia y las intervenciones a las que una paciente se haya podido someter en la zona. A estas grandes causas se pueden añadir otras como dietas extremas de adelgazamiento o frecuentes inflamaciones durante el síndrome premenstrual. El caso más habitual es de la mama que ha quedado descolgada tras el embarazo y que produce la sensación de estar vacía.
La solución para combatir a la gravedad en todos los casos se denomina mastopexia y consiste en retirar los excedentes de piel y glándula para poder colocar la areola y el pezón en una posición anatómicamente correcta.
Por otro lado, cada técnica dependerá del caso particular al que el doctor se enfrente en el quirófano y siempre tras haber realizado un análisis riguroso de la zona, estudio mamográfico incluido, si así lo considera necesario. A veces, un tamaño demasiado pequeño de la mama puede aconsejar colocar una prótesis.
La intervención requiere anestesia general aunque, si no hay contraindicación alguna, la paciente puede recibir el alta al día siguiente.
La gran pregunta: ¿Doctor, volverán a caerse mis pechos? La respuesta: depende. Si vas a ser madre, por supuesto que no te puedo garantizar que el pecho no vuelva a sufrir una caída seria. La edad y, sobre todo, bruscas variaciones en el peso corporal, pueden disminuir sus efectos duraderos. He dicho duraderos, ¡ojo! no definitivos.
Fuente: nosotras.com